Barcelona Games World – Determinación

Desde que abrí este blog me he debatido interiormente por que tipo de contenido debería ofrecer: si uno más ameno (quizás del carácter que se entiende en un blog) o algo más profundo. Es algo que aún no he decidido y seguramente se note, por el desorden general que gobierna este sitio. Realmente la mayoría de estas publicaciones podrían ir en otros medios, pero nunca sé cual resultaría acertado ni si lo aprobarían, por lo que acaban aquí, casi desterradas.

Otro debate interno que suele aparecer en mi mente es si ZonaDuscae debería seguir viviendo. Casi todos mis análisis se publican en TecnoSlave. Los artículos sobre Final Fantasy, que vieron nacer este blog, se publican ahora en FFSpain. ¿Entonces porque existe esto? Supongo que mi inseguridad me impide llevar algunos textos a medios más grandes y al final esto sirve como portafolios — o cementerio de ideas, buenas o malas.

El caso es que, aunque de primeras no exista una conexión evidente, hoy he estado en la Barcelona Games World. Por desgracia no he podido asistir con pase de prensa, como estaba previsto, si no que lo he hecho gracias a una invitación de mi pareja. Y, por tonto que pueda sonar, me ha abierto los ojos.

He tenido la oportunidad de conocer a gente importante. De encontrarme con aquellas personas con las que, pese a compartir un puesto como redactor o como compañeros de aventuras en Final Fantasy XIV, nunca había tenido ocasión de ver. Incluso he podido conocer a la gente de Koch Media (que tantísimos de mis juegos preferidos han traído) y hacerme un sitio en la presentación de Hazama (productor de Final Fantasy Dissidia NT), conseguir su firma y participar en la batalla más desastrosa que haya visto nadie nunca en este juego (por mí, ojo, no por mi equipazo — el equipo de los Golfos).

Lo pienso ahora y me doy cuenta de que si no hubiese elegido seguir, si realmente hubiese tirado a la basura este blog y abandonado los sitios donde escribo; incluso si no hubiese luchado al principio, cuando pensaba que jamás entraría a ninguna web, nada de esto podría haber pasado. Me lamento a veces por dedicarme a esto sin haberme hecho un hueco aún un poco más arriba, porque invierto muchísimo tiempo en ello y aún no he podido ganar nada — y queráis que no, es algo que dificulta el futuro, claro. Pero no me había dado cuenta de todo lo que he ganado como persona por el camino.

El otro día hablaba con mi pareja sobre moverme y entrar a más sitios y su respuesta, de apoyo, (pese que a la pobre le tengo que producir dolor de cabeza con mis debates y tonterías) me hizo tantísima ilusión que lo guardo como un buen recuerdo. Hoy ver a mis compañeros ha supuesto algo parecido, como un mensaje de esperanza hacia lo que hago.

Estoy a punto de cerrar este… lo que sea, y sigo igual. No sé para que existe este blog ni porque lo mantengo si apenas lo lee nadie. Pero me doy cuenta de que es algo casi terapéutico para mí. Olvidarlo todo y dejar que las ideas fluyan es lo mejor que sé hacer (lo haga bien o mal) y no quiero desprenderme de ello. Y es que no sé como seguir pero sé que quiero hacerlo, que al menos de momento es lo importante.

Y quizás si que se lea poco mi blog, pero recibir comentarios sobre lo mucho que ha gustado esto o lo otro es algo que me llena de ilusión. Incluso hoy, dentro de la feria, alguien mucho más grande que yo ha tenido el detalle de decirme lo mismo y, joder, que alguien a quien respetas se fije en algo tuyo es increíble.

No sé ni que es esta publicación ni si llegaré a publicarla, porque tiene la profundidad de un charco y la estructura de una redacción de un niño de diez años. Pero era importante para mí plasmarlo en algún sitio, saber que es real y que puedo volver a esto cuando tenga otro bajón autodestructivo y quiera deshacerme de mi trabajo.

Lo que si que sé es que cierro esto con una sonrisa, con la motivación de seguir escribiendo e intentando apuntar cada día un poco más alto. Y, de nuevo, gracias por leerme.